La pesadilla del terremoto de Sichuan , registrado en mayo de 2008, volvió a resurgir ayer en China. Un temblor de tierra de 6,9 grados en la escala Richter, según registro del Servicio Geológico de Estados Unidos, sacudió la provincia occidental de Qinghai a las 7.49 (la 1.49 hora peninsular española), con un saldo de víctimas de al menos 617 muertos y 10.000 heridos, según los últimos datos oficiales. Se teme que la cifra puede seguir aumentando, ya que muchas personas quedaron sepultadas bajo los escombros. La población civil y el Ejército se esfuerzan por rescatar a posibles supervivientes en difíciles condiciones debido a la falta de excavadoras, el fuerte viento y las bajas temperaturas de esta zona de gran altitud en la meseta tibetana. Los hospitales se han visto desbordados y algunos carecían de productos sanitarios básicos, como suministro de suero.
El temblor, que se produjo a las 7.49 de la mañana (seis horas menos en la España peninsular), tuvo una intensidad de 6,9 en la escala de Richter, según el Servicio de Medición Geológica de Estados Unidos. La Administración china cifró su magnitud en 7,1. El epicentro se situó en la cadena montañosa que divide Qinghai de la región autónoma de Tibet, unos 375 kilómetros al sureste de la ciudad minera de Golmud, y a unos 10 kilómetros de profundidad. El seísmo registrado en la vecina provincia de Sichuan en 2008 tuvo una magnitud de 7,9 y provocó unos 87.000 muertos y desaparecidos. Qinghai tiene una superficie equivalente a 1,4 veces la de España y una población de 5,6 millones de personas.
El temblor desplomó algunas escuelas. Grupos de estudiantes de centros de enseñanza de formación profesional resultaron atrapados bajo los escombros, aunque la mayoría consiguió escapar de los edificios. El derrumbe generalizado de colegios al lado de edificios vecinos que se mantuvieron en pie, durante el desastre de Sichuan, provocó numerosas protestas entre los padres de los miles de alumnos que resultaron muertos. Muchos familiares de los niños apuntaron a la corrupción como causa de la construcción defectuosa de las escuelas.